Ha sido un honor y un lujo colaborar con la Fundación Cepaim (Consorcio de Entidades para la Acción Integral con Migrantes), impartiendo el pasado 9 de febrero, a una veintena de migrantes, un taller sobre la gestión de las emociones.
Vernos rodeada de tantos corazones valientes que han tenido que hacer frente a duras vivencias, daban mucho más valor a las palabras para que pudieran aportarles algo de paz, que tanto necesitan.
Durante la charla, a la izquierda había un grupo de afganos, acompañados por un traductor; a la derecha, varias personas ucranianas, también con una traductora; y enfrente, personas de diferentes nacionalidades que no necesitaban traducción.
Al tener que hablar más despacio de lo habitual, y haciendo pausas para que los traductores pudieran transmitirles las palabras a sus compatriotas, se podía saborear doblemente el mensaje y empaparnos de ese bendito presente, escuchando a nuestro corazón que no paraba de decir GRACIAS por esa maravillosa oportunidad de sembrar gotas de luz en esas personas que han tenido que dejar atrás su tierra, su familia... su vida.
Al terminar, cuando ya todos salían de la sala, al borrar la pizarra donde se había ido escribiendo un peculiar esquema conforme se iba hablando, aunque pasaba el borrador, seguía viéndose, y comento: "no se borra bien". Y el traductor afgano, que en ese momento estaba cerca de mí, me dice: "¡Mejor, así lo podrá ver mucha gente!". Unas simples palabras que dicen mucho para nosotros y nos dan más alas aún para continuar nuestro vuelo.
Una parte del grupo han querido hacerse una foto de recuerdo. Incalculable el valor que posee para nosotros.
Todos somos una gran Familia. Las fronteras son simples líneas en un mapa, no reflejan la verdad. El idioma no es impedimento para escucharnos, hablarnos y entendernos.
Respeto, ayuda, convivencia.
